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Esperar a “sentirte lista” puede ser una trampa. ¿Cuántas veces te ha detenido esa sensación de no estar suficientemente preparada, suficientemente segura, suficientemente fuerte?
El cambio no exige perfección, exige decisión.
Muchas veces, lo que te frena no es tu capacidad, sino tu diálogo interno. Esa vocecita que te convence de que aún no es momento.
Pero la verdad es que el momento perfecto no existe. Empiezas con dudas. Avanzas con miedo. Construyes el camino mientras caminas.
Hoy puede ser el día en que, sin estar completamente lista, te decidas igual.
Y eso ya es una forma de valentía.
A veces creemos que decidir requiere tener todo bajo control, cuando en realidad, se trata de elegir aún en medio de la incertidumbre. Decidir es un acto de fe en ti.
¿Y si te dieras el permiso de actuar sin certezas absolutas?
Cada paso fuera de la zona cómoda fortalece tu seguridad. No porque no sientas miedo, sino porque aprendes a caminar con él. La decisión es el inicio, no el final.