Cata Viel

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Nos enseñaron que el camino al éxito es exigencia, sacrificio, disciplina inquebrantable. Pero a veces, en esa exigencia, te rompes.
Y no porque no seas fuerte, sino porque te desconectas de lo que necesitas.
No todo se resuelve con más esfuerzo. A veces, la clave está en bajar la voz del juicio y subir la del autocuidado.

Escucharte no es egoísmo. Es el punto de partida para crear desde un lugar más sostenible.
Hoy puedes preguntarte: ¿estoy avanzando o me estoy arrastrando?
Quizás el verdadero cambio empiece cuando decides tratarte distinto.

Cuando aprendes a observar tus límites, también aprendes a cuidarte de forma más sabia. No es debilidad detenerse, es una forma de respetarte.
Puedes seguir avanzando con suavidad, sin agotarte en el intento.

Trátate con la misma comprensión con la que acompañas a las demás. A veces, lo más transformador no es hacer más, sino escucharte más.

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